La táctica del sándwich intenta que las correcciones que le hagas al portero no le entren por una oreja y le salgan por la otra. El cuerpo tiene un mecanismo de defensa que se activa cuando empezamos a oir cosas que no nos gustan. Básicamente, dejar de escuchar.
El concepto consiste en empezar la corrección con algo positivo «Me ha gustado mucho el desplazamiento frente al balón que has hecho». Seguimos con la corrección en sí «pero ten cuidado con caerte al suelo ante un lanzador más alto que tú con el brazo arriba». Para terminar con otra observación positiva «Seguimos con esta intensidad, estamos a tope».
De este modo conseguimos que el mecanismo de defensa no se active y que el mensaje que queremos transmitir llegue. Como terminamos con un mensaje positivo, evitamos que se escape la corrección.