El trabajo físico específico en el balonmano playa debe estar enfocado a mejorar las necesidades particulares del portero.
¿Qué necesidades específicas tenemos?
Los movimientos que realizamos requieren de una mayor flexibilidad. Debemos reservar parte de la sesión a algún tipo de flexibilidad y movilidad articular que nos permita realizar dichos gestos. Mi sugerencia es realizar dicho trabajo antes de empezar la sesión con el resto del equipo, a modo de calentamiento.
La fuerza en el tren inferior es básica por dos motivos. Por un lado, los desplazamientos que necesitamos deben ser muy rápidos. Por ejemplo, nos debe dar tiempo desde que el lanzador planta los pies para girar hasta que lanza a salir y situarnos frente a él, incluyendo el gesto que queremos realizar. Por otro lado, los propios gestos en portería nos obliga a trabajo de saltos con una o dos piernas, elevaciones laterales, etc (para subir la pierna, spagat, etc).
Los desplazamientos laterales tienen menos importancia, dado que la anchura del campo es menor que en la pista y el área es un rectángulo (no tenemos que llegar hasta el extremo).
La fuerza del tren superior nos va a permitir la velocidad de ejecución en los gestos con los brazos. No es necesaria de la misma manera que en pista para la prevención de lesiones, dado que el balón pesa menos y se lanza con menor fuerza. Un aspecto que en este deporte toma mayor fuerza es el pase largo. Mientras en pista es importante que el portero pase bien el balón, en playa es vital que lo haga. Debemos trabajar en los más pequeños los aspectos de fuerza que nos permitan cuanto antes ser peligrosos ofensivamente (para un gol directo o un pase largo).
La resistencia del portero es clave. Tenemos que hacer cambios muy rápidos, tanto para salir como para entrar. También necesitamos recuperar lo antes posible el balón, para el lanzamiento directo o el pase de contrataque. Y todo esto sobre una superficie blanda como es la arena. Quizá no sea necesario un trabajo al margen del resto del equipo, dado que ellos tienen necesidades muy similares, pero sí es necesario que durante la sesión se mantenga al portero en continuo movimiento. Cambios cada pocos lanzamientos, obligar a partir desde la línea de portería tras cada lanzamiento, incluir trabajo de recuperación de balón y pase largo, tareas en las que tengan que entrar y salir del campo rápido, etc. Un trabajo lo más similar posible a los partidos.
Trabajar la estabilización del cuerpo también es parte fundamental del trabajo físico del portero. Muchos gestos, sobretodo cuando vamos subiendo de categoría, implican rectificar el gesto inicial que es muy complicado de conseguir sin dicha estabilización. El trabajo de propiocepción es interesante realizarlo, no tanto para prevenir lesiones (que son menos que en la pista por el tipo de superficie) como para la rápida estabilización. Y, por supuesto, el trabajo del conocido core.